Top Ubalda
Ubalda es sencillo y despreocupado. Probablemente, el más joven de los tops de nuestra colección, dada su anchura –es la que tiene unas medidas más grandes-, y su algodón pulido y suave. Nos encanta su encaje de formas geométricas –mucho menos habitual que los de flores- que rodea todo el cuello, muy abierto, y los tirantes. A los lados de la botonadura de nácar, en la parte inferior, salen como si fueran ramificaciones, unas delgadas jaretas, que aportan volumen y redondean el diseño. Las mismas jaretas que, además, se repiten en la parte trasera justo en el mismo sitio, en el centro inferior de la prenda. Nos gusta Ubalda porque es simetría y sencillez.
Lleva a Ubalda, que en otra vida fue un cubrecorsé, abrochada o semiabrochada para darle un aire más boho, combínala con un moño alto despeinado y un pantalón de lino o tus vaqueros de tiro alto favoritos y ¡voilà!, la magia está hecha.
En perfecto estado.
Largo desde la parte alta del hombre hasta el dobladillo inferior: 46 cm. Ancho de lado a lado a la altura del pecho: 58 cm.
La modelo mide 162 cm.
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Las prendas que te proponemos tienen un mínimo de 70 u 80 años, algunas incluso ya han superado la centena. Todos ellos provienen de la Mallorca rural, de aquellos ajuares que alguien bordó con primor hace años, para después caer en el olvido de un baúl. Son todas prendas sencillas hechas a mano, blancas en su mayoría, pero con pequeños detalles, como bordados, que las hacen verdaderamente especiales. Quizá encuentres dos camisas parecidas, pero ninguna absolutamente igual. Varias de ellas llevan incluso las iniciales o el nombre de pila de la que fuera su propietaria.
Hemos pasado horas buscando en el interior de la isla, de mercado en mercado de antigüedades, de casa en casa, las camisas y camisones más bonitos que puedas ver jamás. De hilo de algodón antiguo o lino, tejidos duraderos, transpirables y súper frescos, ideales para convertirlos en uniformes de verano.
Todas las prendas que vas a encontrar aquí han pasado un verdadero proceso de restauración. Primero, por las manos de una experta bordadora, que ha arreglado los desperfectos sufridos con el paso del tiempo. Queremos que esas vainicas, realces y cadenetas luzcan casi como el primer día. Y después, varios procesos de lavado para retirar manchas rebeldes, como de óxido o de humedad. Aun así, ten en cuenta que es posible que en algunas piezas te encuentres con algún hilo suelto, algún antiguo remiendo o con una minúscula mancha que no quiso salir (te lo avisaremos, descuida). Pero esto no tiene porqué ser algo malo, sino parte de la historia que tiene tras de sí.
Te aseguramos que nada te hará sentir tan única como llevar una prenda como ésta, e imaginarte quién la cosió para ella -y ahora para ti-, dónde vivió, cuál fue su historia, o si, mejor aún, quizá la llevó puesta en algún momento importante de su vida. Pura magia.
CUIDADOS
Estos vestidos han sobrevivido hasta hoy gracias a que el hilo con el que han sido fabricados es muy resistente por lo que no necesitas de un programa extra delicado para lavarlos. Pero sí te recomendamos no lavarlas a más de 30 grados, no utilizar suavizante y un centrifugado medio.
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