Maletas de mimbre antiguas
Estas maletas de mimbre proceden de la Mallorca rural de mediados del siglo pasado, probablemente de una familia de agricultores. En sus inicios, se utilizaban para guardar ciertos alimentos, alguna fruta, nueces y almendras, o patatas, porque evitaban la humedad y permitían mantenerlos secos y a la vez frescos en las alacenas. Los modelos que tenían asas, como estos, se usaban para cargar con los alimentos cuando iban a trabajar al campo y no volvían hasta la noche. Más tarde, con las calefacciones demasiado altas y los nuevos avances, los cestos pasaron a tener usos muy distintos, como guardar ropa delicada, especialmente lanas o prendas que no se iban a utilizar en un tiempo.
El mimbre es perfecto para guardar nuestra ropa más preciada porque evita que se acumule humedad y que amarillee o incluso que se apolille. La primera puesta del bebé, aquella manta que heredaste de tu madre, esa bufanda que tejió la abuela… Te recomendamos que envuelvas la ropa en una bolsa de tela o papel de seda oscuro (para que no deje pasar mucha luz) e incluyas también unas hojas de laurel, lavanda o unas tiras de corteza de naranja y limón. Todo permanecerá en perfecto estado.
Estas maletas de mimbre son delicadas y cuentan con una intensa vida tras de sí, por lo que presentan algunas señales de uso. Ambas cuentan con cierres labrados y asa metálica con marcas de óxido. El entrelazado de mimbre cuenta con algún pequeño desperfecto, pero nada demasiado evidente. Una de las pequeñas piezas de mimbre que ejercen como bisagra trasera en el cesto pequeño ha sido sustituida por un cordel. El cesto grande tiene una mancha de pintura blanca en el interior. Aun con todo, mantienen su encanto y están listas para seguir guardando tesoros familiares. ¿Serán los tuyos?
MEDIDAS
-Pequeña: 40 x 29 x 18 cm.
-Grande: 47 x 30 x 21 cm.
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